Campanilla es un hada que vive en el País de Nunca Jamás. En ese país, en un lugar llamado La Hondonada de Las Hadas, es donde se encuentra El Reino de las Hadas.Campanilla tiene un taller, donde arregla artilugios de cobre y metal. ¡¡Es la mejor en su trabajo!! .Le gustan todos los objetos metálicos que se pudieran romper o agujerear, para luego ella arreglarlos.El taller de Campanilla estaba lleno de herramientas, pero la más preciada de todas, era su martillo de calderera.Un día, jugando al Pilla-Pilla con el resto de las hadas, Campanilla perdió su querido martillo.Aunque lo buscó desesperadamente, no logró encontrarlo. Lo buscó y lo buscó por todos los rincones sin poder encontrarlo.Ese martillo era muy importante paras un hada de las cazuelas, porque en el Reino de Nunca Jamás, sólo existía lo justo de cada cosa, ni más ni menos. Además, para hacer un martillo nuevo de hada, se necesita hierro de Nunca Jamás y un hada minera tenía que extraerlo una sola vez cada ciclo lunar, cuando había luna llena.Pero Campanilla tenía un secreto. Guardaba otro martillo en la Casa árbol de Peter Pan, sólo que no iría a recogerlo, porque estaba enfadada con Peter.Con una piedra de mar, un alambre y polvo de Hada, para sujetarlo todo, Campanilla se hizo un martillo, pero en lugar de arreglar las cazuelas, se llenaban de agujeros.Más tarde buscó otra solución, le pidió a un Hombre Gorrión, su martillo de madera, pero tenía el doble de tamaño que el de Campanilla, por lo que en lugar de arreglar los objetos metálicos, los estropeaba aún más.Poco a poco, todas las hadas del País de Nunca Jamás, iban creyendo que Campanilla había perdido su don y hablaban en corrillos y voz baja de los últimos trabajos de Campanilla.Campanilla, no se sentía bien, pero tampoco podía decir al resto de las hadas, que había perdido su martillo de calderera.Lo peor de todo, es que tenía otro de repuesto y no podía ir a recogerlo, porque no se hablaba con Peter Pan. La Reina de las Hadas, pidió a las hadas caldereras, que le arreglasen su bañera, pues perdía agua. Irían todas menos Campanilla, ya que temían que pudiese estropear más todavía la bañera.Eso le dolió mucho a Campanilla y se fue a llorar a la copa de un árbol. Al cabo de un rato, llegó su amigo Terence y por fin le contó lo que le sucedía.Terence, se ofreció para acompañar a Campanilla a buscar su martillo de repuesto a casa de Peter Pan.Cuando llegaron a la Casa del Árbol, Peter Pan hizo como que no reconocía a Campanilla, diciendo que eran dos bonitas mariposas.Cogió un alfiler para hacer como que las quería cazar. Campanilla y Terence salieron volando muy deprisa, mientras Peter se reía al ver la cara de las dos Hadas.Después de gastarles esa broma, los tres se rieron y estuvieron recordando las aventuras que habían vivido juntos, Peter y Campanilla.Campanilla recuperó su martillo y un buen amigo, al que había echado mucho en falta, dándose cuenta de que no debía haberse enfadado con él, por la llegada de Wendy al País de Nunca Jamás. Peter seguía siendo su amigo.Terence y Campanilla regresaron con el resto de las Hadas y se pusieron de acuerdo, en no comentar nada de lo sucedido a las demás.Campanilla, para poder demostrar a las demás hadas que no había perdido su don, se marchó antes que las otras hadas caldereras a reparar la bañera de la Reina. Así, todos pudieron ver que Campanilla seguía siendo la mejor hada calderera de todo el Reino de las Hadas.
OPINION Es un cuento muy entretenido, como todos los de historias de hadas. Además tiene unas ilustraciones muy bonitas, coloreadas como las películas de Disney.Lo que más me ha gustado, es que nos enseña que ante cualquier problema, hay que hablarlo con los amigos para evitar malos entendidos y enfados que no son necesarios.
SOFÍA GIL PARDOS
Cuento de la estrella

Había una vez una bonita, brillante y reluciente familia de estrellas de Paz. El jefe de la familia era la sonriente estrella Sol. Era una estrella muy especial. Sentía mucho Amor por todas las demás estrellas, y podía enviarles Amorosos rayos de luz. Esto les gustaba mucho a las estrellas, y por ello permanecían pacíficas y felices, y él sonreía día y noche. Adoraba observar a sus hijas estrellas de Paz.
A los niños y niñas de la Tierra los ponía contentos que todas las estrellas estuviesen felices, les gustaba observar las estrellas y verlas relumbrar. A los niños y niñas de la Tierra les gustaba ver a las estrellas jugar entre sí. Algunas veces, las estrellas jugaban con los niños y niñas de la Tierra. Pero un día, las estrellas amistosas del cielo vieron que dos niños de la Tierra peleaban entre sí. "Oh", le dijo una de las Estrellas de Paz a otra, "¡vayamos rápido para ayudarles antes de que se golpeen"!. Veloces como un relámpago, volaron hasta donde estaban, les enviaron rayos de Paz y de Amistad. Hasta les hicieron cosquillas en las narices con sus rayos y los niños tuvieron que reírse.
Entretanto, la estrella Valerosa había notado lo que sucedía en la Tierra, y como no tenía miedo, junto con la estrella Valiente, voló hacia ellos. Se presentaron y la estrella Valiente dijo: "Soy considerada la estrella más valiente de la familia de estrellas porque nunca discuto o peleo con nadie. Ni discutir o pelear es la cosa más valiente que se puede hacer".
A esta altura, la estrella Amorosa y la estrella de la Risa habían notado al grupo, y enfocaron sus rayos brillantes sobre los niños, de modo que olvidaron su enojo. La enorme estrella Servicial y la estrella Paciente también habían llegado. "Niños, niñas", dijo la estrella Servicial, "¿no es lindo ver cómo todas estas estrellas bajaron a la Tierra para ayudarlos? ¿Puedo contarles un secreto?".
"¡Sí, sí", exclamaron.
"El mayor secreto", dijo la estrella Servicial, "es la paciencia. ¡Miren a la estrella Paciente! Nada puede perturbarla. Siempre tiene paciencia con los demás. Todos la aman".
"Está todo bien", dijo la estrella Cautelosa. "Si uno presta atención en el modo que trata a los otros y los trata con Respeto, es fácil no lastimar y no ser lastimado por los demás. No hace falta pelear".
Entonces, casi todas las estrellas habían llegado a la Tierra y se les habían unido muchos, muchos niños y niñas de la Tierra. De pronto, vieron algo que brillaba mucho en el cielo. Era la estrella Más Brillante, junto con la estrella Feliz y la estrella de la Risa. La estrella Más Brillante dirigió sus rayos hacia los niños y niñas, y la estrella Que Ríe soltó una carcajada tan graciosa que sencillamente no pudieron evitar que la risa los contagiara.
"¡Pasemos un buen momento!", cantó la estrella Feliz, y comenzaron a jugar y bailar. Las estrellas trajeron deliciosos manjares. Fue la mejor fiesta que se pudiese imaginar. Bailaron, jugaron, comieron y rieron. "¡Ésta es la mejor fiesta de todos los tiempos!", fue la impresión de todos.
¡Entonces sucedió! Nadie había advertido la llegada de la estrella Tranquila, que entonces habló: "La gran estrella Sol me ha enviado con un mensaje", dijo suave y dulcemente. "Toda la fiesta llegó a su fin, y tienen que regresar a casa ahora".
Los niños y las niñas de la Tierra también habían pensado en volver a casa, pues se había puesto bastante oscuro. Abrazaron a las estrellas y les dijeron adiós. Una de las estrellas de Paz le dijo suavemente: "Sepan que siempre estamos allí para ustedes, hasta durante el día, cuando no pueden vernos. Si nos imaginan en sus mentes, podrán sentir nuestros rayos de Amor y Paz". Y la estrellas brillaron intensamente hacia los niños y después volaron de regreso hacia la enorme estrella Sol. Fue muy lindo verlas. A medida que las estrellas de Paz volaban más y más alto, enviaban rayos brillantes y pensamientos amorosos a los que estaban abajo.
Todas las estrellas de Paz enviaron Paz, y cada estrella de Paz envió su propia cualidad especial. La estrella Paciente envió paciencia. La estrella de la Risa envió una feliz carcajada. La estrella Tranquilla envió rayos suaves y apacibles. La estrella Amorosa envió una gran cantidad de pensamientos Amorosos. Los niños y las niñas de la Tierra observaron contentos y saludaron a las estrellas con sus manos. "Regresen pronto", gritaron, y marcharon hacia sus hogares.